Marcos León
En Paraguay se ha abierto un frente silencioso contra los niños y adolescentes.
Mientras las familias creen que la infancia está protegida, los propios registros del Ministerio de Salud muestran otra realidad: niñas de apenas 10, 11 o 12 años son ingresadas al sistema para ser puestas en un circuito de anticoncepción temprana.
No hablamos de educación, ni de acompañamiento familiar, ni de prevención de abusos. Hablamos de prescripciones médicas, inserciones de DIU e incluso esterilizaciones en menores de edad. Una práctica que avanza en contra de la ley nacional que lo respalde, bajo la bandera de "autonomía progresiva" que no existe en nuestro marco jurídico, pero que se impone en la práctica.
Esto no es un error estadístico ni un caso aislado: es una política sistemática, que en pocos años ha duplicado y triplicado la cantidad de niñas y adolescentes que salen de los consultorios con anticonceptivos.
Anticoncepción en niños y adolescentes en Paraguay: los números que no se pueden callar
En Paraguay, entre 2019 y 2023, el sistema de salud registró miles de consultas de anticoncepción en niños y adolescentes. No hablamos de jóvenes adultos. Hablamos de niños de 10 a 14 años y adolescentes de 15 a 19.
Niñas de 10 a 14 años
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Prescripciones iniciales de anticonceptivos: se triplicaron (+209%). En 2019 entraban en promedio 17 niñas por mes. En 2023 ya eran más de 50 por mes.
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Supervisión de uso de anticonceptivos: casi se duplicó (+91%).
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Inserciones de DIU: 56 en total, incluyendo 21 colocados en un solo año (2019) en niñas de esta franja.
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Esterilizaciones: 7 casos en apenas cuatro años.
Adolescentes de 15 a 19 años
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Prescripciones iniciales: se triplicaron (+254%). Pasaron de un promedio de 78 por mes en 2019 a más de 270 por mes en 2023.
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Supervisión de anticonceptivos: +61%.
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Inserciones de DIU: 1.304 en total en apenas cinco años.
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Esterilizaciones: 36 casos registrados.
Lo que significan estos números
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No son simples “charlas de consejería”. Según los propios registros oficiales, el código que figura como “Consejo y asesoramiento” fue adaptado por el Ministerio de Salud para registrar la prescripción inicial de anticonceptivos. Es decir: niñas que salen del consultorio con un método indicado (Consulta del MSPBS a la OPS de como registrar los datos)
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En 2023, cada mes, más de 320 menores de edad (entre 10 y 19 años) recibieron su primera prescripción anticonceptiva.
En cinco años:
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Se triplicaron las prescripciones en niñas y adolescentes.
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Se colocaron más de 1.300 DIU en menores de 20.
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Se registraron 43 esterilizaciones (7 en niñas, 36 en adolescentes).
Estos datos no son rumores ni exageraciones. Son números oficiales del propio sistema de salud.
La pregunta que debemos hacernos como sociedad es una sola:
¿En qué momento decidimos que nuestros niños sean objetos de políticas de anticoncepción masiva, sin voz, en contra de la ley y a escondidas de la familia?
Estos números son apenas referencias, porque aquí hablamos de los datos a los que podemos acceder, aquí no hay datos del ámbito privado, pero dan una idea de que es lo que está sucediendo en nuestro país. Detrás de cada dato hay niñas y adolescentes convertidas en objeto de políticas que jamás fueron debatidas ni aprobadas en nuestro país. Lo que está en juego no es solo la salud: es la dignidad de la niñez, la autoridad de la familia y la legalidad misma del Estado.
Por eso escribí “Autonomía Progresiva: El Desmantelamiento Silencioso del Marco Legal en Paraguay”.
Un libro que documenta, cómo este principio que va contra de nuestra ley se está usando para justificar prácticas que marcan de por vida a nuestros hijos.
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