Marcos León
Es crucial que las decisiones basadas en datos no solo busquen optimizar la rentabilidad, sino que se alineen con los valores y la visión de la empresa. Tengo la profunda convicción de que NO sirve de nada maximizar las ganancias a corto plazo si eso compromete lo que una organización realmente representa. A continuación, quiero profundizar un poco más cada punto, y poner a disposición algunas preguntas clave para reflexionar sobre la toma de decisiones verdaderamente fundamentadas y equilibradas:
1. ¿Qué datos realmente importan?
Cada día se va haciendo cada vez más gigante la catarata de datos que tenemos a disposición. En cada paso que damos, generamos información que podría ser útil, pero, al mismo tiempo, puede resultar abrumadora, y podemos distraernos fácilmente a la hora buscar respuestas. Por lo tanto, lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Qué datos realmente nos ayudarán a entender cómo está funcionando nuestro negocio y qué áreas necesitamos optimizar?
No se trata de recopilar todo lo que sea posible, sino de identificar los datos que nos proporcionan información clave para la toma de decisiones. Para empezar, pregúntate:
- ¿Qué métricas están directamente relacionadas con los objetivos estratégicos de la empresa? ¿Cómo te pueden ayudar a cumplir tu misión a largo plazo?
- ¿Qué datos reflejan la salud de la empresa en términos de crecimiento, rentabilidad, y eficiencia?
- ¿Qué indicadores te permiten medir el impacto de tus decisiones sin perder de vista tus valores y principios fundamentales?
Una vez que hayas identificado estos datos clave, recuerda que la calidad es más importante que la cantidad. El exceso de información puede nublar la visión general y hacer que te enfoques en cosas secundarias.
2. ¿Cómo se alinean los datos con los objetivos estratégicos y los valores de la empresa?
Los datos son poderosos, pero su efectividad solo se alcanza cuando están alineados con la misión y visión de la empresa. Si no te aseguras de que tus decisiones impulsadas por datos vayan en la misma dirección que tus valores fundamentales, podrías estar sacrificando lo que realmente importa en tu empresa, solo por una aparente optimización a corto plazo.
Las preguntas que deberías plantearte aquí son:
- ¿Qué nos dicen estos datos sobre nuestra capacidad para cumplir con nuestra visión y misión?
- ¿Cómo afecta esta decisión a los valores que guían nuestra cultura organizacional? Si una decisión parece que va a maximizar los beneficios pero está en contradicción con tus valores (por ejemplo, tomar atajos que comprometen la calidad o el bienestar de los empleados), ¿realmente vale la pena?
- ¿Estamos sacrificando nuestra autenticidad o el impacto social positivo de nuestra empresa por intentar cumplir con objetivos financieros inmediatos?
Es fácil dejarse llevar por los números, pero tomar un paso atrás y asegurarse de que tus decisiones estén en línea con lo que realmente representas puede garantizar un éxito más duradero y ético.
3. ¿Qué historia cuentan los datos?
Los datos no son solo cifras: son relatos de lo que está sucediendo dentro de la empresa. Deberíamos verlos como pistas que nos cuentan la historia de lo que funciona y lo que no. Y como toda historia, los datos deben ser interpretados adecuadamente para extraer los insights correctos.
Pregúntate:
- ¿Qué patrones o tendencias emergen de los datos que podrían no ser evidentes a simple vista?
- ¿Qué nos están diciendo los datos sobre los comportamientos de los clientes, empleados o el mercado?
- ¿Cómo nos ayudan los datos a comprender la causa raíz de los problemas o de los éxitos que estamos experimentando?
Aquí, el análisis debe ser profundo, buscando conexiones y significados detrás de cada número. ¿Es solo un pico temporal o una tendencia a largo plazo? ¿Qué factores están influyendo en estos datos? Asegúrate de entender el "por qué" antes de tomar decisiones.
4. ¿Qué tan fiables son las fuentes de datos?
En la era de la información, no todo lo que brilla es oro. Existen datos inexactos, desactualizados o incluso manipulados. Confiar en fuentes de datos incorrectas o mal gestionadas puede generar decisiones erróneas y costosas.
Antes de tomar cualquier decisión, pregúntate:
- ¿De dónde provienen estos datos? ¿Son fuentes confiables y verificadas?
- ¿Cuándo fue la última vez que se actualizaron? Los datos antiguos pueden no reflejar la realidad actual del mercado o de tu empresa.
- ¿Tenemos una estrategia clara para la limpieza y validación de los datos? Asegúrate de que la información no esté sesgada o corrompida por errores humanos o por sistemas defectuosos.
Además, debes tener en cuenta la integridad de los datos. Los números pueden parecer correctos, pero si se han recopilado de manera errónea o sesgada, las decisiones basadas en ellos no serán de confianza.
5. ¿Qué acciones tomar en base a los datos?
Aquí es donde la magia realmente ocurre. Los datos deben ser el catalizador para la acción, pero no siempre es fácil traducir información compleja en decisiones claras. A veces, el reto está en tomar acción sin perder el rumbo en lo que realmente importa a largo plazo.
Entonces, reflexiona:
- ¿Cómo se traduce esta información en decisiones prácticas y efectivas que puedan ser implementadas de manera coherente?
- ¿Qué impacto tendrá esta decisión en la rentabilidad, pero también en la reputación de la empresa, en la satisfacción de los empleados, o en el bienestar de tus clientes?
- ¿Estamos dispuestos a aceptar el riesgo que viene con esta decisión, sabiendo que puede haber consecuencias a largo plazo que afecten la cultura o los valores de la empresa?
La verdadera clave aquí es no apresurarse. Toma tiempo para analizar qué acciones derivan de los datos, pero mantén siempre presente que el objetivo es optimizar no solo la rentabilidad, sino también la sostenibilidad de la empresa y su alineación con lo que representa.
Conclusión
Tomar decisiones fundamentadas en datos es un proceso complejo que exige equilibrio. Si bien los números nos pueden guiar hacia una mayor rentabilidad, siempre debemos preguntarnos: ¿Esto está alineado con nuestros valores y visión a largo plazo? Si la respuesta es no, entonces es necesario reconsiderar las decisiones que estamos tomando. Los datos pueden ser una herramienta increíblemente poderosa, pero solo si se usan con sabiduría y perspectiva, manteniendo el compromiso con lo que realmente hace única a una empresa.
Así que, más allá de la optimización de las métricas financieras, las decisiones deben centrarse en un crecimiento equilibrado que respete y potencie los valores fundamentales de la empresa, asegurando que todo lo que hagas hoy se alinee con el legado que deseas construir para el futuro.